Retos y desafíos de la educación en el siglo XXI

Publicado por Kairós en

Carlos César Maycotte Morales


El siglo XXI ha presentado diversos retos y desafíos a la educación, los principales son el de cambiar el proceso de enseñanza-aprendizaje apropiándose de tecnologías, procesos de innovación y metodologías disruptivas para impulsar el aprendizaje de los estudiantes.

El modelo educativo actual es obsoleto porque que no fomenta la iniciativa, la creatividad y la imaginación, debido a que fue creado en una época en donde la inminente aparición de la revolución industrial, requería empleados dóciles, disciplinados y productivos, por lo tanto, la educación era una imposición y no derivaba en satisfacer las necesidades de aprendizaje de los estudiantes impidiendo así, el desarrollo de las habilidades.

Si una de las principales características del modelo actual es la pasividad, entonces, el reto es cambiar a una enseñanza activa, consciente, innovadora y disruptiva, al final es transformar la escuela en su conjunto, ya que el proceso de enseñanza-aprendizaje empleado hasta la fecha es el mismo que se ha aplicado por muchos años: los profesores son la autoridad, ejercen el control, dictaminan la utilidad del conocimiento transmitido, son refractarios a nuevas tecnologías y los alumnos solo son receptores pasivos de este proceso. Esto debe cambiar, porque alumnos y profesores tienen que aprender de forma conjunta y desarrollar los mismos intereses, cumplir los mismos objetivos y alcanzar las metas establecidas.

Es común señalar que el profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no sabe y es precisamente en ese punto donde da inicio la innovación, el descubrimiento y la transformación, ya que no se puede continuar dotando a los estudiantes con herramientas académicas del pasado para enfrentar un futuro incierto.

El primer paso es entender que se cuenta con planes de estudios obsoletos, rígidos, poco o nada innovadores, desvinculados del mundo laboral, principalmente, y en los cuales los estudiantes no ven cómo ese plan podrá satisfacer sus necesidades laborales en un futuro cercano. Es necesario cambiar ese paradigma, impulsar la flexibilidad, innovación, cercanía con el mundo laboral, movilidad y utilidad del plan en el proceso formativo y laboral del estudiante.
El segundo paso es desaprender, olvidar los métodos pedagógicos tradicionales o el proceso de formación académico que se ha vivido. Esto es en extremo difícil porque se tiene una identidad muy fuerte (culto a la autoridad) al estar al frente de la clase.

El tercer paso es entender que tanto profesores como estudiantes aprenden uno del otro creando sinergias disruptiva y creativa que facilitan alcanzar el éxito, evitando a toda costa las clases magistrales de monitor-receptor.

El cuarto paso es responder a la utilidad de lo que se enseña ya que no es lo mismo preguntar ¿Qué quieres estudiar? a ¿Qué quieres ser? y ahí es en donde vamos a encontrar el camino de la utilidad de lo que se enseña ya que no se puede estandarizar a los estudiantes en su conocimiento, necesidades, talentos y oportunidades, como se ha realizado hasta la fecha.

El quinto paso es analizar el hecho de que la educación ha cambiado muy poco y que tanto estudiantes como profesores han perdido la capacidad de sorprenderse por sus logros, cumplir objetivos o alcanzar metas y esta pérdida de capacidad promueve que las clases sean aburridas, tediosas, sin contexto y utilidad, por lo tanto se debe recuperar la capacidad de asombro, haciendo que esas clases sean útiles en el proceso formativo del estudiante e impulsar el aprendizaje significativo para toda la vida.
El sexto paso es evaluar el aprendizaje, cada estudiante es diferente y la aplicación de pruebas estandarizadas no reflejan un proceso de apropiación del conocimiento, simplemente reflejan una educación memorística cuyo objetivo es no reprobar la prueba.

Al final, el objetivo es que el alumno desarrolle sus propias habilidades cognitivas para aprender y aprender de manera significativa. Esto es, la capacidad de prestar atención de forma sostenida y entretenida, procesar la información, interpretarla, y hacerla propia.

Una revolución está ocurriendo, cientos de profesores usan Flipped classroom, aprendizaje basado en retos, gamificación o el aprendizaje por proyectos, entre otras herramientas o metodologías, pero hoy más que nunca ante el reto que enfrenta la humanidad derivado de una pandemia, se hace evidente la importancia del conectivismo, pero el problema es que no hay vías de comunicación entre ellos, ya que el docente debe compartir conocimientos y guiar en la apropiación, pero no enseñarlos. Es en este momento donde la creatividad permite desarrollar los talentos naturales de cada persona, los cuales ya están ahí y a través de estas herramientas que se salen de la “norma” se ofrece a los estudiantes una educación personalizada, solidaria, integral y orientada a la comunidad y su contexto.

Ken Robinson establece que la educación es “Capacitar a los estudiantes para que comprendan el mundo que les rodea y conozcan sus talentos naturales con objeto de que puedan realizarse como individuos y convertirse en ciudadanos activos y compasivos”.

Al final tendríamos que responder el siguiente cuestionamiento ¿Cómo soñamos el futuro de la educación? Debemos brindar la oportunidad a los alumnos de ser capaces de desarrollar, por sí mismos, su conocimiento, lo cual nunca se va a lograr si la escuela está cerrada al mundo exterior y se continúan privilegiando las pruebas estandarizadas; clases obligatorias divididas por edades; sistema de calificaciones, de premios y castigos; presiones sobre maestros y alumnos; horarios estrictos y un total encierro.

En conclusión, debemos contar con planes de estudio de vanguardia e innovadores, el docente debe hacer pensar, tiene que conmover y emocionar, tiene que remover o provocar al estudiante. El docente debe despertar el deseo de observar a sus alumnos, que aprendan, que se apropien del conocimiento, que sean innovadores y que sean personas de impacto positivo en la comunidad.